Las cajas sensoriales o del tacto son una buena herramienta para trabajar la estimulación sensorial y potenciar el conocimiento del entorno a través de diferentes vías sensitivas. Toda la información del entorno que recibe un niño proviene a través de los sentidos.
Con estas cajas del tacto podemos ofrecerles no solo estímulos táctiles, también sonoros.
Están indicadas para niños hasta los 6 años.
La caja del tacto es muy fácil de preparar, ya que tenemos todo lo que hace falta en casa.
Podemos hacerla con una o varias cajas de cartón a las que haremos un agujero en la parte superior o en un lateral. Luego las decoramos para hacerlas más atractivas a los niños.
Ahora elige los objetos que vas a meter dentro, teniendo en cuenta que deben entrar y salir bien por el agujero que has hecho a la caja. Puedes introducir objetos de distintos tamaños, formas y texturas y también elementos sonoros o que puedan provocar sonido al manipularlos. Hay que tener cuidado de no meter objetos que sean demasiado pequeños y que el niño pueda meterse en la boca. Distribuye todos los elementos por la caja y permite al niño que experimente.
Los peques deben meter la mano en la caja, coger un objeto y, antes de sacarlo, tienen que intentar adivinar qué es. Con los niños más mayores también podemos pedir que describan el objeto según las sensaciones que les trasmita, si es grande, pequeño, áspero, suave, frío, de papel, de tela...
Con este tipo de cajas además de estimular el sentido del tacto o del oído también se trabaja la motricidad fina.